El uso que se le dio al laberinto queda claro al comparar los relatos sobre las distintas catedrales francesas que tuvieron o conservan laberintos.
En estas catedrales, el obispo bailaba junto al decano y otros clérigos (según otras fuentes, iban liderando la procesión de penitentes) una especie de danza de Pascua como celebración de la victoria de la vida sobre la muerte. Al principio del baile, el canónigo más joven entregaba una pelota de gran tamaño al decano o al obispo. La pelota era tan grande que este no podía sujetarla con mano. A continuación se bailaba de forma ceremonial a través de los pasillos del laberinto seguiendo un ritmo ternario (Tripudium) mientras que el obispo lanzaba la pelota al aire, cada vez más alto. Un símbolo evidente del sol naciente, tan also en primavera. Los demás clérigos le seguían en fila cantando el viejo himno de Pascua ”Victimae Paschali Laudes” acompañados por el órgano.
Posteriormente se supo que los penitentes se arrastraban de rodillas por el laberinto rezando oraciones. Tal procesión penitente podía en ocasiones durar una hora entera.
Las fotografías de los laberintos de iglesia de Francia son obra de Jeff Saward, Labyrinthos, www.labyrinthos.net.